Lo tuyo era en un departamento, con una hermosa mujer que soportando las pesadeces de tus sobrinas se hubiese mantenido a tu lado. Rodeado de unos cuantos niños, quizás dos hombrecitos, para hacer feliz a la abuelita digo yo, y con la sonrisa que te caracterizaba. Quizás para los cumpleaños llegaríamos todos, como hoy, estaríamos celebrando 43 años de ti. Y en cualquier ocasión te hubiese contado todos mis sueños, cuando me considero enamorada y cuando decidí que quería dedicarme a enseñar.
Uff, quizás qué me hubieses dicho... y no lo sé, eso es lo que más duele.
Porque diez años después, los ojos se me llenan de agua cuando pienso en el día en que me acosté feliz porque era tu cumpleaños y me desperté llorando porque ya no estabas, porque no volverías más.
Y no puedo evitar, pensar en la que sería mi vida teniendote en mi camino aun.
Por esto me dan miedos los juegos del recordar, porque quiero que al menos tu voz y tus abrazos se queden por siempre a mi lado.